Marc Márquez cerca de su séptimo título de MotoGP pero prefiere retrasar las celebraciones: la rivalidad fraternal añade un giro emocional antes de las rondas de Cataluña y San Marino
La temporada 2025 de MotoGP se acerca a un desenlace potencialmente histórico, con Marc Márquez a un paso de conquistar su séptima corona en la categoría reina. El astro español, de 31 años, ha dominado la campaña con tal contundencia que podría asegurar el título matemáticamente ya el próximo fin de semana, dependiendo de los resultados en el inminente doblete de carreras en Barcelona y Misano.
Sin embargo, a pesar de su fulgurante estado de forma y de la amplia ventaja que ostenta en la clasificación, Márquez ha admitido que preferiría no sellar el campeonato demasiado pronto. Su razón no tiene que ver con nervios ni dudas sobre el rendimiento, sino con un factor más personal y emocional: su hermano menor y también piloto de MotoGP, Álex Márquez.
Actualmente, Marc posee una ventaja descomunal de 175 puntos en el campeonato, fruto de haber ganado las últimas siete carreras consecutivas y de prácticamente no cometer errores en toda la temporada. En contraste, Álex, que había mostrado gran potencial al inicio del año con la Ducati del equipo Gresini, vio frenada su progresión tras una lesión sufrida en junio. Desde entonces, no ha logrado recuperar el nivel de competitividad y no ha terminado dentro del “top 5” en ninguna de las últimas cuatro pruebas.
Este cambio de dinámica ha transformado lo que en un principio se perfilaba como un duelo fraternal por la supremacía en un campeonato dominado de manera unilateral, con Marc escapándose en lo alto de la tabla mientras Álex lucha por recuperar confianza y ritmo. También significa que el hermano mayor podría proclamarse campeón independientemente de lo que haga Álex. Pero Marc insiste en que preferiría sellar la corona más adelante en el calendario —idealmente en Japón o Indonesia— para evitar el incómodo escenario de ver a su hermano sufrir un mal fin de semana en casa, en Cataluña.
Una temporada de dominio absoluto
La campaña 2025 está siendo una de las más dominantes de la era moderna de MotoGP. Desde su llegada a Ducati, Marc Márquez ha demostrado no solo su agresividad característica y su talento para la lucha en pista, sino también una madurez y resiliencia renovadas tras años de batallar con las lesiones.
Entre 2020 y 2022, muchos llegaron a dudar de que pudiera volver al nivel que alguna vez lo convirtió en el referente absoluto del campeonato. Las lesiones en el hombro y en el brazo lo mantuvieron largas temporadas alejado, y cuando regresó, le costó recuperar ritmo. Se llegó a especular que su época dorada había terminado, que el desgaste físico le había quitado su filo competitivo.
Pero en 2025, Márquez ha silenciado todas las dudas. Su actual racha de siete victorias consecutivas evidencia que no solo gana, sino que controla los fines de semana de principio a fin. Desde la clasificación hasta las sprint y las carreras principales de domingo, se ha mostrado prácticamente intocable.
Los números hablan por sí solos: una ventaja de 175 puntos, con rivales como Francesco Bagnaia, Jorge Martín y Enea Bastianini luchando apenas por podios mientras Marc suma triunfos sin cesar. Su consistencia y dominio han hecho del campeonato casi un trámite, salvo que ocurra una cadena de imprevistos mayúsculos.
La narrativa fraternal
Al inicio del campeonato, había gran expectación por la posibilidad de un duelo entre hermanos Márquez. Con Marc adaptándose rápido al paquete de la Ducati oficial y Álex consolidándose en Gresini, las primeras carreras hacían pensar en una rivalidad inédita dentro del Mundial.
Álex, cuatro años menor, consiguió resultados prometedores en los primeros compases de la temporada, rozando el podio y mostrando destellos de brillantez. Sin embargo, su lesión a mitad de año cambió todo. Aunque regresó pronto, perdió confianza y regularidad. Cuatro carreras seguidas fuera de los cinco primeros lo han relegado en la clasificación.
Marc, consciente de las dificultades de su hermano, ha mostrado empatía. Antes del Gran Premio de Cataluña, explicó por qué prefería no sellar el título en Misano, pese a que los números podrían hacerlo posible allí mismo.
“Deseo tener la ‘bola de partido’ lo antes posible”, declaró Márquez a Motorsport. “Pero me gustaría que fuese en Japón o Indonesia, porque si la tengo en Misano, significaría que mi hermano ha tenido un fin de semana desastroso aquí en Cataluña. Si sigo concentrado, es cuestión de tiempo. Pero en este caso, prefiero un buen resultado para mi hermano antes que la ‘bola de título’ en Misano”.
Sus palabras reflejan lo personal que se ha vuelto esta temporada para él. Por encima de la ambición y el hambre de éxito, los lazos familiares siguen pesando. Ganar es inevitable, pero hacerlo a costa del orgullo de su hermano en casa es algo que preferiría evitar.
El Gran Premio de Cataluña: un fin de semana decisivo
La próxima cita será en el Circuit de Barcelona-Catalunya, un escenario histórico para los pilotos españoles y sus aficionados. Para Marc, la prueba tiene un valor añadido por su cercanía con Cervera, su ciudad natal. Para Álex, representa la oportunidad de reagruparse y demostrar que todavía puede salvar parte de su temporada.
Si Marc consigue otra victoria en Barcelona y luego suma un buen resultado en Misano, lo más probable es que el campeonato quede decidido matemáticamente al término de la ronda de San Marino. Aun así, aunque no lo cierre allí, su ventaja es tan abultada que resulta prácticamente imposible imaginar a alguien recortándola en lo que resta de campeonato.
Mirando hacia adelante: ¿Dónde podría coronarse campeón?
Tras Misano, el calendario llevará a MotoGP a Japón, Indonesia, Australia, Tailandia y Malasia, antes de la tradicional final en Valencia. Entre estas citas, Marc ha señalado Japón e Indonesia como escenarios preferidos para sellar el campeonato.
Japón tiene un valor especial por la larga historia de Márquez con Honda, pese a que ahora corre con Ducati. Indonesia, por su parte, se ha convertido en un mercado clave para MotoGP y brindaría un escaparate global perfecto para celebrar el título.
Al retrasar un poco lo inevitable, Marc no solo evita un mal trago a su hermano en casa, sino que también se asegura la posibilidad de coronarse en lugares con una gran carga simbólica y una afición apasionada.
El peso de la historia
Si Márquez logra el título en 2025, será el séptimo en la categoría reina, consolidando aún más su estatus de leyenda del motociclismo. Solo Giacomo Agostini y Valentino Rossi lo superan en número de títulos, y el camino de Marc de regreso a la cima tras años de lesiones le da un valor especial a esta conquista.
Las comparaciones con leyendas del pasado son inevitables, pero lo que distingue a Márquez es su capacidad de reinventarse. Antes era visto como un piloto de estilo agresivo y arriesgado; ahora ha combinado esa fiereza con paciencia y estrategia. Esta evolución no solo le ha permitido cuidar su físico, sino también maximizar las virtudes de Ducati y minimizar riesgos.
La perspectiva de los rivales
Mientras Márquez avanza hacia la gloria, sus rivales se ven obligados a salvar el orgullo y pensar en la próxima temporada. Pilotos como Bagnaia y Martín, llamados a ser sus principales competidores, no han conseguido mantenerle el ritmo. Su falta de constancia evidencia la diferencia en rendimiento y ejecución este año.
Para Ducati, la situación tiene un matiz irónico: aunque ya dominaba con su maquinaria, la llegada de Márquez ha inclinado aún más la balanza. El resto de pilotos de la marca han quedado en un segundo plano, incapaces de frenar la irrupción de su nuevo referente.
Una temporada para el recuerdo
Sea cuando sea que Marc Márquez selle el título, la temporada 2025 quedará en la memoria como la de su resurgir definitivo. Tras los años de lesiones que pusieron en duda su futuro, esta campaña de dominio absoluto con Ducati lo ha devuelto al centro de la escena como la gran figura de MotoGP.
Pero más allá de las estadísticas y de los triunfos, esta historia tiene un componente humano: el vínculo entre hermanos, el respeto entre competidores y la certeza de que la gloria se disfruta más cuando se comparte con los más cercanos.
Para Marc, levantar el trofeo es cuestión de tiempo. Para Álex, el reto es recuperar su nivel y lograr que, cuando se celebre el apellido Márquez al final de la temporada, sea con el orgullo de dos pilotos, no solo de uno.