Con diez rondas aún por disputarse, Marc Márquez ha convertido la temporada 2025 de MotoGP en una auténtica clase magistral. El piloto de Ducati cuenta con una abultada ventaja de 120 puntos sobre el resto, y la forma en la que ha ejercido su dominio —ocho victorias en los Grandes Premios dominicales combinadas con 11 triunfos en las Sprint— hace que el panorama del campeonato parezca prácticamente decidido. De no ser por las caídas en Austin y Jerez, la brecha sería aún más intimidante.
Tras algunos incidentes menores en los entrenamientos, Márquez ha eliminado casi por completo los errores de su pilotaje. Sobre la Desmosedici GP25 se le ve liberado, preciso y despiadadamente eficiente; tanto, que el ex campeón de WorldSBK Neil Hodgson ha admitido que a veces es difícil verlo, porque parece extraer velocidad de la Ducati con una facilidad que contrasta bruscamente con sus últimos años en Honda.
El estado de la lucha por el título
En el seno de la familia Márquez, la realidad se ha impuesto. Álex Márquez ha admitido públicamente que su objetivo es el segundo puesto, calificando un subcampeonato como algo “mágico” dadas las circunstancias. Se está batiendo con Francesco Bagnaia por ese honor, mientras ambos siguen a gran distancia de Marc; Bagnaia se encuentra a 168 puntos. Cada uno cuenta con una única victoria en 2025, apoyada en podios consistentes, pero ninguno ha encontrado la combinación de ritmo puro, gestión de neumáticos y autoridad en carrera que Márquez despliega cada semana.
Aun así, la segunda mitad de la temporada podría añadir algo de suspense a lo que parece una conclusión previsible. Las trayectorias por el título pueden tambalearse bajo presión, y una racha de derrotas o un cero en mal momento podría abrir la puerta a tensiones. Dicho esto, pocos en el paddock apostarían hoy contra que el dorsal 93 de Ducati selle su séptima corona antes de la última carrera.
Por qué esta versión de Márquez es tan difícil de batir
Dos factores explican su férreo control. Primero, la Ducati GP25 le ofrece una moto que premia la agresividad sin castigarla: estabilidad en la entrada de curva, contundencia en alta velocidad y tracción fiable. Segundo, Márquez ha recalibrado su gestión del riesgo: sigue atacando cuando es necesario, pero ya no pide lo imposible a un paquete que no puede dárselo. Las viejas chispas permanecen; el exceso ha sido limado.
Las Sprint cuentan la misma historia. Once victorias en el formato corto subrayan su temible capacidad para alcanzar la velocidad máxima desde el inicio y sostenerla con neumáticos y carga de combustible. Cuando un piloto es intocable el sábado y casi igual de completo el domingo, todos los demás arrancan la carrera con dos pasos de desventaja.
La realidad para Bagnaia y Álex Márquez
La temporada de Bagnaia ha sido competente, pero no aplastante. Tiene las herramientas y el historial, pero no ha encontrado de forma consistente esas décimas cruciales que convierten podios en victorias. Álex Márquez, por su parte, ha hecho virtud de la constancia y la oportunidad: buena clasificación aquí, correcto cuidado del neumático allá… pero incluso en sus mejores días ha necesitado rozar la perfección para mantener a Marc a raya. Entre ambos, solo pueden arañar puntos cuando el referente de Ducati tiene un fin de semana irregular, pero ese referente rara vez falla.
El contraargumento del paddock: hay un retador
El veterano mánager Carlo Pernat ofrece otra perspectiva: si hay un piloto que Márquez vigila por el retrovisor, ese es Marco Bezzecchi. El impulso de Aprilia antes del parón situó a la fábrica de Noale como la oposición más sólida frente a Ducati, a pesar de que la campaña se ha visto complicada por la larga ausencia por lesión de Jorge Martín. Bezzecchi ha tomado la bandera y, lo más importante, ha convertido el potencial en resultados tangibles.
Su reciente racha parece una carta de presentación de contendiente: una victoria aplastante en Silverstone, segundo en Assen y otro segundo en Brno tras liderar… y luego sentir cómo Márquez marcaba la vuelta rápida que cambió la psicología de la carrera. Momentos así no solo alteran el resultado, sino que moldean la confianza.
Según Pernat, en declaraciones al canal #ZamTube, el mayor paso de Bezzecchi este año no ha sido mecánico, sino mental. Sin un compañero campeón del mundo a su lado, ha asumido el liderazgo. La respuesta ha sido madurez: viernes más limpios, mejores clasificaciones y menos domingos desperdiciados. Para Pernat, esa evolución convierte a Bezzecchi en el único capaz de obligar a Márquez a exprimir al máximo en la segunda mitad del año.
Por qué Bezzecchi inquieta más a Márquez que Bagnaia (por ahora)
La comparación es reveladora. Bagnaia mantiene un techo de nivel de campeón, pero su base en 2025 se ha quedado justo por debajo del ritmo necesario para incomodar a Márquez de verdad. Bezzecchi, en cambio, ha descubierto un mordiente final de carrera con la RS-GP25 y la confianza para usarlo. No se limita a subir al podio alejándose del líder; termina a uno o dos segundos, presente en los parciales, apareciendo en las referencias que los pilotos consultan en la pizarra para gestionar neumáticos y energía.
Esa proximidad importa. Mantener al líder al alcance obliga a tomar decisiones: ¿defender ahora o cuidar el neumático? ¿Atacar y arriesgar el tren delantero, o esperar y confiar en el final? El estado de forma de Bezzecchi introduce esas incógnitas donde, la mayor parte de 2025, Márquez ha tenido el lujo de simplemente gestionar.
La corriente Rossi-Márquez
También hay un trasfondo cultural. Bezzecchi es producto de la VR46 Riders Academy, moldeado por la filosofía de Valentino Rossi y, de forma inevitable, sintonizado con la historia de hostilidad Rossi-Márquez. Nadie necesita explicarle lo que significa vencer a Marc en ese entorno. No añade caballos, pero sí filo: esa agresividad marginal en una frenada, la negativa a ceder posición, la urgencia cotidiana a lo largo de la temporada.
Cuando Pernat dice que Bezzecchi es quien más siente el rencor, en realidad está señalando una identidad competitiva: un piloto que ve destronar a Márquez no como un objetivo abstracto, sino como una misión que define su año.
Panorama técnico: RS-GP25 vs GP25
El paso adelante de Aprilia ha dotado a Bezzecchi de una herramienta que finalmente traduce las promesas del sábado en consistencia dominical. La agilidad de la RS-GP25 ayuda en secuencias donde los cambios de dirección castigan a las motos pesadas, y la mejora en la preservación del agarre trasero le permite apretar al final. Ducati sigue disfrutando de la ventana de rendimiento más amplia —velocidad punta, aceleración desde curvas lentas y un rango de ajustes que favorece distintos estilos—, pero el progreso de Aprilia ha cerrado lo suficiente la brecha como para permitir luchas reales en vez de apariciones esporádicas.
En circuitos donde la estabilidad en frenada y la agilidad en curva media son tan importantes como la potencia, Bezzecchi puede imponerse. En trazados de pura aceleración, la ventaja de Ducati sigue siendo una gran cuesta.
La plantilla de Silverstone, Assen y Brno
Las últimas carreras han mostrado un patrón repetible de Bezzecchi:
Clasificar lo bastante bien como para evitar el tráfico turbulento. Seguir al líder sin destrozar el neumático trasero. Probar con aceleraciones parciales en sectores clave para medir la respuesta del líder. Decidir tarde: si hay hueco, adelantar; si no, obligar al líder a mantener el ritmo máximo hasta el final.
No garantiza victorias ante Márquez, pero lo lleva a la zona roja, algo que pocos han conseguido.
La psicología del ritmo
Brno ofreció una ventana clara al ajedrez mental. Liderar desgasta más que seguir: dictas referencias, gestionas viento y temperatura de neumáticos, y vas a ciegas respecto a las reservas del rival. Cuando Márquez marcó la vuelta rápida mientras Bezzecchi lideraba, envió un mensaje cifrado: “aún tengo margen”. Descifrar eso en tiempo real cambia decisiones. Bezzecchi lo procesó, se recompuso y terminó segundo. El siguiente paso es invertir esa situación en un circuito favorable a Aprilia.
El empujón de una leyenda: el fichaje soñado de Agostini
Giacomo Agostini ha avivado el debate sugiriendo que, si Bagnaia se fuera, Ducati debería poner a Bezzecchi en lo más alto de la lista. Es un guiño tanto al rendimiento como al espectáculo: Bezzecchi junto a Márquez sería combustible competitivo y dinamita narrativa.
Lo que puede deparar el final de temporada
Diez carreras son suficientes para que la forma cambie, pero la ventaja de Márquez le permite jugar con porcentajes:
Riesgo calculado: puede cambiar victorias por podios y aún así mantener o ampliar la ventaja. Sprints como arma: asegurar puntos el sábado reduce el peligro del domingo. Circuitos favorables a Aprilia: en dos o tres trazados que se adapten a la RS-GP25, la ventana de Bezzecchi para recortar aura —si no puntos— se amplía.
Para Bagnaia y Álex Márquez, el objetivo es doble: asegurar el segundo puesto y estar listos para aprovechar cualquier tropiezo del líder.
Historias clave a seguir
El índice de conversión de Bezzecchi: pasar de segundos puestos a victorias mantendría a Márquez en alerta. Mejoras de Aprilia: un pequeño avance más en el agarre trasero haría interesantes las últimas vueltas. La gestión de Márquez: con tal ventaja, ¿levantará el pie o seguirá imponiendo autoridad? La respuesta de Bagnaia: un fin de semana perfecto podría relanzar su año. El techo de Álex Márquez: si supera a Bagnaia en un tramo, el subcampeonato se apretaría.
Los márgenes que deciden el MotoGP moderno
En un campo donde las centésimas se acumulan:
Salidas y primeras vueltas. Confianza en el tren delantero. Gestión del rebufo y la turbulencia. Decisiones desde el muro.
Dónde queda el campeonato
Márquez es el claro favorito para su séptimo título. Los puntos lo dicen, la inercia lo dice y la pista lo confirma. Pero la segunda mitad no está exenta de interés: si Bezzecchi sigue en sus espejos y le arrebata un par de domingos, podría obligarle a ir al límite.
Bagnaia y Álex Márquez, mientras tanto, luchan por la plata y por victorias morales que interrumpan la racha del líder.
Conclusión
Marc Márquez ha levantado una fortaleza en 2025, ladrillo a ladrillo de victorias. La mayoría de rivales aún buscan la puerta. Marco Bezzecchi parece haber encontrado la cerradura. Si logra girar la llave antes de que el título quede sellado definirá la tensión de este final de temporada. Incluso si la corona ya se inclina hacia el dorsal 93 de Ducati, las batallas que decidirán cómo —y cuándo— llega, siguen vivas.