Pilotar una MotoGP es una tarea increíblemente exigente, tanto física como mentalmente. La velocidad, la precisión y el peligro que conlleva requieren una concentración y un control absolutos. Marc Márquez, actual líder del campeonato y ocho veces campeón del mundo, reflexionó recientemente sobre el estado mental que experimenta al competir al máximo nivel del motociclismo.
En una entrevista con Motorsport.com, le preguntaron a Márquez si alguna vez había entrado en el tipo de estado mental alterado que describió una vez la leyenda de la Fórmula 1, Ayrton Senna, donde sentía que ni siquiera estaba conduciendo el coche, sino que existía en un estado de completa inmersión y desapego del esfuerzo consciente de la carrera.
Márquez confirmó que ha experimentado algo similar. “Hay momentos en que entro en esa zona”, dijo. “Siento que dejo de reconocer el peligro por completo. En Austin, por ejemplo, alcancé esa mentalidad. Después del calentamiento, entré al box y dije: ‘Pon los neumáticos de carrera, está perfecto así’. No tenía ninguna duda”.
Explicó que en esos momentos, entra en un estado de fluidez total, un estado psicológico donde todo se siente natural y sin esfuerzo. “Cuando estoy en ese estado de fluidez y siento esa inyección de confianza, los riesgos simplemente no se registran”, explicó Márquez. “Me siento intocable, como si nada pudiera salir mal”.
Sin embargo, se apresuró a señalar que esta sensación no refleja la realidad. “Es solo una sensación”, dijo. “En realidad, cualquier cosa puede suceder en un abrir y cerrar de ojos. Esa sensación de invencibilidad es frágil; un momento de exceso de confianza puede cambiarlo todo”.
La descripción de Márquez destaca la delgada línea que los pilotos de élite recorren entre la maestría y el peligro, donde la claridad mental y el control emocional son tan vitales como la habilidad física.