Márquez rompe finalmente la sequía en el Red Bull Ring con una esperada victoria en el Gran Premio de Austria
Durante años, el Red Bull Ring había representado una de las pocas manchas en el extraordinario palmarés de Marc Márquez en MotoGP. El ocho veces campeón del mundo había conquistado circuitos en todo el planeta, pero la pista austríaca de Spielberg se le resistía constantemente. A pesar de múltiples intentos cercanos y una serie de podios, el español nunca había conseguido subir al escalón más alto en este escenario.
Eso cambió este fin de semana. En su noveno intento, Márquez logró finalmente superar el desafío, ofreciendo una actuación controlada pero decisiva que le permitió asegurarse su primer triunfo en el Gran Premio de Austria. La victoria llegó tras una impecable conquista en la Carrera Sprint del sábado, completando un fin de semana perfecto para el piloto que ha redescubierto su mejor versión en los últimos meses.
Un inicio cauto tras Bezzecchi
Cuando se apagaron los semáforos el domingo, Márquez se acomodó de inmediato en la segunda posición, situándose detrás de Marco Bezzecchi, quien se lanzó al liderato con autoridad. Justo tras ellos rodaba Francesco Bagnaia —compañero de equipo de Márquez y una de las fuerzas más consistentes en MotoGP—, lo que formaba un trío de alto voltaje en la punta de la carrera.
Desde las primeras vueltas, Bezzecchi y Márquez comenzaron a abrir una brecha con respecto al resto del pelotón. El ritmo inicial del italiano fue implacable, mientras Márquez lo seguía de cerca pero sin precipitarse. En un momento dado, el español intentó un adelantamiento para desestabilizar al líder, pero Bezzecchi respondió de inmediato y restableció el orden.
Consciente del riesgo de desgastar demasiado pronto sus neumáticos, Márquez reajustó su estrategia. En lugar de empujar de forma temeraria, optó por mantenerse en la estela de su rival, estudiando sus referencias de frenada, su ritmo y sus trazadas. El plan estaba claro: conservar energía y gomas para un ataque decisivo en los compases finales.
El momento del ataque
Cuando la carrera entró en sus últimas vueltas cruciales, Márquez comenzó a recortar distancias de nuevo. Bezzecchi, que había parecido intocable al inicio, empezó a mostrar sutiles señales de desgaste en los neumáticos. Aprovechando la ocasión, Márquez ejecutó un adelantamiento limpio y preciso, situándose en cabeza por primera vez.
Una vez al frente, el español cambió rápidamente a modo gestión. Rodó con calma y precisión, cuidando las trazadas y manteniendo un ritmo constante. Los intentos de Bezzecchi por contraatacar nunca llegaron a concretarse y, por un momento, la victoria parecía estar firmemente en manos de Márquez.
Pero desde atrás apareció un nuevo desafío.
La arremetida final de Aldeguer
Mientras la atención se centraba en el duelo Márquez–Bezzecchi, el joven talento español Fermín Aldeguer estaba abriéndose camino entre los rivales. En las últimas vueltas, Aldeguer encontró un extra de velocidad, superó a Bezzecchi para colocarse segundo y puso en la mira al líder.
Su empuje final aportó tensión fresca a la carrera. Aldeguer era visiblemente más rápido en ciertos sectores, especialmente en la aceleración, y comenzó a recortar la ventaja de Márquez. Para el veterano, la posibilidad de perder otra vez en Austria, después de tantos años de frustración, era impensable.
Tirando de experiencia, el campeón gestionó con maestría las frenadas, defendió sus líneas y mantuvo un ritmo suficiente para contener a su joven compatriota. La remontada de Aldeguer se quedó sin vueltas, y cuando cayó la bandera a cuadros, Márquez cruzó primero la meta: finalmente vencedor en el Red Bull Ring.
Alivio y alegría para Márquez
El momento tuvo un enorme peso emocional para el catalán. No solo puso fin a su sequía en Austria, sino que además amplió su increíble racha de triunfos, alcanzando su sexta victoria consecutiva en un campeonato que está dominando con autoridad.
Tras la carrera, Márquez expresó tanto alivio como orgullo:
“Estoy extremadamente feliz de conseguir por fin esta victoria en Austria. Había estado cerca muchas veces, pero siempre ocurría algo. Este fin de semana todo salió bien: el equipo me dio una moto perfecta, teníamos una gran puesta a punto y pude gestionar los neumáticos de la manera que necesitábamos”.
Sobre su estrategia contra Bezzecchi, añadió:
“En las primeras vueltas, Marco estaba muy fuerte. Intenté adelantarle una vez, pero era demasiado arriesgado, así que decidí esperar. Sabía que si me mantenía tranquilo y cuidaba las gomas, la oportunidad llegaría más tarde, y así fue”.
Márquez también elogió la remontada de Aldeguer:
“Y luego, claro, apareció Fermín como un cohete. Estaba rodando rapidísimo, pero yo me mantuve concentrado y supe gestionar la diferencia. Fue duro, pero eso hace que la victoria se sienta aún más especial”.
La dedicatoria fue para Pau Alsina, un gesto personal que subrayó la carga emocional de la jornada.
Una victoria con valor simbólico
El éxito de Márquez en el Red Bull Ring es mucho más que otro triunfo en su palmarés. Durante años, este circuito había sido un bastión de Ducati, donde su superior aceleración y estabilidad en frenada resultaban casi inalcanzables. Márquez había sido a menudo el mejor piloto no-Ducati en Austria, firmando múltiples segundos puestos, pero siempre sin poder alzarse con la victoria.
Al conquistar por fin esta pista, el español no solo rompió su maldición personal, sino que además envió un mensaje poderoso al resto del paddock: incluso en los circuitos tradicionalmente dominados por sus rivales, posee las herramientas y la forma necesarias para ganar. Fue una declaración de adaptabilidad, persistencia e inteligencia pura sobre la moto.
Mirando hacia adelante
Con seis victorias consecutivas, Márquez llega con un impulso imparable a la próxima cita. Sus opciones en el campeonato lucen más sólidas que nunca, aunque se mantiene cauto. Como él mismo recordó tras la carrera, MotoGP es impredecible y cada fin de semana presenta un nuevo desafío.
El ritmo inicial de Bezzecchi demostró que sigue siendo una amenaza, mientras la consistencia de Bagnaia garantiza que seguirá sumando puntos importantes. Y quizá lo más intrigante fue la actuación de Aldeguer, cuya brillante arremetida final dejó claro que la nueva generación de pilotos ya está llamando a la puerta de la élite establecida del deporte.
Por ahora, sin embargo, todo el foco está en Márquez. Tras nueve intentos fallidos, por fin se marcha de Spielberg con el trofeo que había perseguido durante años. Y lo hace transformando Austria de un lugar de frustración en el escenario de uno de sus triunfos más satisfactorios.